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Nuestra 

Historia

 Dolce far niente, in Capri

Me presento, soy Nicolás Saavedra, fundador de Capri. Ingeniero Comercial de profesión y un apasionado de la gastronomía.

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En el año 2016, a mis 23 años, tuve la oportunidad de viajar a Italia junto a Cata, mi novia, y su familia, quienes son de ascendencia italiana y tienen una profunda conexión con su cultura. Durante ese viaje, absorbí conocimientos valiosos sobre la rica tradición gastronómica italiana. Fue en ese momento que quedé completamente enamorado de las pizzas.

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Al regresar a Santiago, desarrollé una obsesión por aprender a hacerlas. Comencé a practicar de manera autodidacta, sumergiéndome en la lectura, la investigación y el estudio, todo como un hobby. Junto a Cata, organizábamos degustaciones en las que compartíamos nuestras creaciones con familiares y amigos, y así fui perfeccionando la técnica.

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En 2019, mi amiga María José me pidió que le vendiera pizzas antes de su viaje. Sin tener claro cómo cobrar ni en qué formato, llegamos a un acuerdo: le proporcionaría las pizzas con solo el pomodoro, y ella las rellenaría. Fue un éxito total. En ese momento, aún trabajaba en una empresa de telecomunicaciones, en donde mis compañeros comenzaron a comprar mis pizzas y panes de masa madre. Quise ampliar los servicios y comencé a ofrecer eventos a domicilio y clases particulares, todo desde la casa de mis padres.


Hasta que comenzó la pandemia… pensé en cerrar un momento, pero la demanda persistió comencé a ofrecer mis pizzas ya con ingredientes en formato congeladas al vacío. La demanda seguía creciendo, y  ya era hora de buscar propio espacio.

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En 2021, en plena pandemia, abrí un local de entrega delivery en Vitacura, enfrentando la incertidumbre con determinación, la respuesta fue positiva, y el negocio prosperó.


Finalmente, en 2022, tomé la decisión de abrir un restaurante. Después de buscar incansablemente, mi papá y yo encontramos el lugar perfecto en el Rodeo de Lo Barnechea. Nos enamoramos del local y supimos que era el indicado. En 2023, renuncié a mi trabajo en telecomunicaciones, me asocié con mi padre y juntos inauguramos Capri Restobar, en donde ya está toda la familia incorporada, Cata y yo  encargados de nuevas creaciones, mi madre Marcela, se encarga de las operaciones, mi hermano Felipe del marketing y mi padre y socio Frank, vela por todo lo administrativo y operacional. Es un proyecto familiar en el que todos participamos.  

En Capri Restobar, buscamos tener un lugar de encuentro, familiar y jovial a la vez, con una muy buena propuesta gastronómica y en barra. Esta es la historia actual de Capri, pero ¡continuará!

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